TPP y el libre comercio

En los últimos días ha pasado casi desapercibido una de las noticias más importantes de los últimos tiempos por su importancia económica y por lo que puede suponer de aumento de bienestar para un conjunto de personas y países que ronda el 40% del PIB mundial y más de 800 millones de habitantes.

Se trata del acuerdo llamado TPP( Trans Pacific Partnership), entre los USA y un conjunto de países para aceptar cierto tipo de reglas de juego en el comercio internacional y a cambio permitir el libre comercio entre los firmantes sin prácticamente aranceles y consolidando el mayor espacio económico de comercio libre mundial.

Los firmantes son Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, EEUU y Vietnam, que aceptan abrir sus fronteras sin restricciones comerciales y como área de inversión libre entre los firmantes.

Es un tratado que ha levantado mucha polémica porque se ha negociado prácticamente a escondidas y ha generado alarmas por alguno de los puntos de acuerdo que no están demasiado claros por ahora y porque los agoreros habituales señalan con acritud sus muchos defectos y devastadoras consecuencias para los humildes.

Sería la primera vez que un acuerdo entre socios diferentes no tiene puntos discutibles o hasta inconvenientes. Pero quizás sea buen momento para recordar que los acuerdos no son nunca ideales, y que en un mundo imperfecto, se aceptan cosas dudosas a cambio de beneficios tangibles, porque creemos que, en conjunto,  salimos ganando con el acuerdo.

Hasta donde yo sé, todos los firmantes lo hacen libremente y por decisión propia y por eso me desagrada que aparentemente todos los medios salten a hablarnos de los defectos y los inconvenientes obviando las ventajas evidentes para los socios.

Es algo que beneficia al capital, es una de las típicas críticas desde la mano que no sabe comer. Mira este, sería la primera vez que un acuerdo no beneficia al capital que medra en la estabilidad y tranquilidad, como tú y yo. Pero también beneficia y mucho al pequeño comerciante de México o Vietnam o Malasia que puede vender sus productos en una porción mayor del mundo sin restricciones.

Se trata de forzar a las pequeñas economías emergentes a tragar con la forma de USA de ver el copyright, los medicamentos genéricos y no sé cuántas cosas más. De nuevo hay que recordar que la adhesión es voluntaria y por otro lado, pedir que para abrir el comercio se respeten unas reglas básicas de derechos legales de personas y de propiedad intelectual no me parece mal, aunque claro que habrá que vigilar la evolución del acuerdo.

Naturalmente que hay zonas de sombra, y eso sin conocer la letra pequeña del contrato, porque el demonio se esconde en los detalles, pero un acuerdo exige compromiso entre las partes y un toma y daca que beneficie a todos.

Por eso creo que es una gran noticia para los países involucrados, porque ayudará a mejorar el nivel de vida y la renta de los países firmantes y eso para mí es una buena noticia, y si el tiempo lo requiere, pues se irán ajustando las condiciones, como siempre.

Desafío a cualquiera de los cenizos habituales a que nos presenten un ejemplo en el que un acuerdo voluntario de libre comercio no se haya traducido en una mejora de la calidad de vida y de las condiciones de los firmantes, y aunque es cierto que se suelen beneficiar más a los más fuertes, hasta la fecha el libre comercio parece la mejor manera conocida para que los países menos desarrollados progresen y se acerquen a los más desarrollados.

Económicamente hablando, España era parte África hace 30 años, y el avance de la prosperidad que se ha producido en este periodo es difícil de negar por cualquier persona con dos dedos de frente y en buena parte se debe a la integración en la comunidad europea y la apertura de un mercado de 500 millones de habitantes.

¿Y que hay de Europa que lleva negociando un tratado similar con USA y ahora todos esos países también?

Pues todo muy bien, pero mareando la perdiz y eternizando una negociación, porque hay poca voluntad de alcanzar el acuerdo. Recordad que siempre digo que Europa no está demasiado interesada en el libre mercado, y que está mucho más cómoda con las cartas marcadas, que eso de competir de verdad es muy joído.

El problema es que el mundo no solo se ha hecho muy pequeño y además ha girado a Asia y al Pacifico, de ahí el TPP, sino que Europa sigue con el pie cambiado y diciendo que no le apetece el menú, que mucho mejor si nos quedamos como estamos y los funcionarios están cómodos pastoreando monopolios con los que es fácil (Y rentable) ponerse de acuerdo.

Por ejemplo, el volumen comercio internacional se dobla cada pocos años y se acelera a ritmo creciente, hasta el punto de estar abriendo un segundo canal en Panamá para mejorar la capacidad de tráfico. SI tenéis curiosidad visitad la página de la Organización Mundial del Comercio y seguramente os sorprenderéis.

Ya sé que a los agoreros les gusta pensar que no, pero el comercio es el gran impulsor del bienestar de las personas de a pie como tú y como yo, por mucho que a los gobiernos les guste ponerse medallas, y en el caso de la administración de Europa está muy poco dispuestos a renunciar a ese atraco legal que llamamos aranceles aduaneros.

Por cierto que como el volumen de tráfico entre países es tan grande y crece sin parar, carecen de la capacidad de control de lo que cruza las fronteras comunitarias y ¿Sabéis lo que hacen?

Delegan en empresas privadas de transporte la gestión del arancel de acuerdo a unas normas que fijan, a cambio que cobren las tarifas que consideren convenientes, al sufrido pagano.

Esta semana los de DHL que son unos señores que dicen dedicarse al transporte, me han entregado un paquete que compré en China con productos para la tienda de Prometec, con un 3% de arancel sobre el precio total de la compra más transporte (Que ya han cobrado ellos mismos), más un 21% de IVA y además una pequeña comisión por su gestión del solo el 9% de todo lo anterior.

Así que si hacemos resumen, los productos los han encarecido un 33% sin haber aportado valor. Ni una gota. Y si los impuestos son un auténtico asco aun se pueden justificar, pero la mordida de los de DHL que después de cobrar por el porte te cobran un porcentaje del valor como supuestos gastos de gestión aduanera, es una estafa en toda regla, que solo puede ser considerada como una chollo cedido a unos maleantes como derecho de pernada.

Algo que en tiempos se llamaba patente de corso, donde un gobierno presuntamente legitimo, autorizaba a unos maleantes a asaltar las vías comerciales de terceros, mientras le entregasen al señorito su parte que para eso hay derecho divino.

La administración del estado se lleva lo suyo, los del transporte su tajada y todo circula por unos puertos o aeropuertos, en los que impera la ley de no me toques lo mio y nos llevaremos bien.

Y claro esta gente odia los acuerdos de libre comercio. Al final vamos a pretender que trabajen y se ganen su parte. ¿Y sabéis otra cosa? Que lo suelen justificar hablando de la perdida de puestos de trabajo, que es el mantra que entonan en cuanto les tocas el chollito.

¿Así que acuerdo de libre comercio? No mientras puedan evitarlo, pero lo tienen mal, aunque no dudo que morirán matando y si no al tiempo.