Una de Copyrights
Las noches de verano parecen propicias a las reuniones a deshoras con los amigos, normalmente con más whisky que prisa por irse a la cama, apetece filosofar en grupo. Así, que en una de este alguien propone el tema de conversación: ¿Que opináis de los Copyright?
Aunque la noche era despejada pareció que oímos un rayo con su trueno y momentáneamente se hizo un silencio estridente. Rápidos cruces de miradas fugaces, y alguien, naturalmente dijo, pregúntale a ese que es pirata irreductible.
Soy públicamente beligerante con muchas de las opiniones políticamente correctas y tras un primer intercambio de ráfagas entre los bandos, se posicionaron 3 equipos. Por un lado, los defensores de la ley, en el campo de enfrente los piratas sin vergüenza, y en medio los indecisos.
Enseguida nos dispararon a matar con el argumento ético contra el que no cabe recurso:
“Los autores tienen que poder vivir de sus creaciones o dejaran de crear y por eso es justo y necesario leyes que garanticen y defiendan sus derechos”
¡Guao! No hay defensa contra eso. Tuvimos que abandonar el campo con el rabo entre las piernas y conceder que habían ganado la batalla… pero… me temo que siguen sin entender que ya perdieron la guerra hace mucho, mucho tiempo.
Y es que la pregunta que hay que responder es:
¿Porque gente que se dejaría clavar alfileres en los ojos antes de robar un cenicero en una tienda, en cambio siente razonable piratear un disco o una película?
La respuesta está en el sentimiento común de que los precios de los contenidos, son una estafa organizada por una banda de maleantes, para algo cuyo coste real es poco menos que nulo.
¡Ohh sí! Conozco eso de que tienen derecho a fijar los precios que consideren, que para eso son suyos. Pero esto es sencillamente falso, ya que es la sociedad civil quien fija los derechos por medio de leyes, y el problema es precisamente que estas leyes son manipuladas por sinvergüenzas electos para proteger a las compañías y sus interesses en contra de lo razonable.
¿Creéis que no es cuestión de tanta dureza? Veamos. Los laboratorios farmacéuticos disponen de 10 años para explotar comercialmente cada uno de los fármacos que desarrollen (Invirtiendo miles y miles de millones) pero quien hace una película o un libro tiene derecho eterno a su copyright ¿Por qué esta diferencia?
Pues porque cuando a uno le va la vida, paga lo que haga falta y los laboratorios te exprimirían sin piedad si se les permite alegar la ley del derecho a lo descubierto, y por eso se limita ese monopolio a un plazo.
Pero como nadie le va la vida con una película o un libro, garantizamos ese derecho a los creadores de contenidos, que insisten a gritos a su derecho a vivir de lo que producen. ¿Por qué esa diferencia de trato a unos y otros?, y cuidado que el fundamento ético aquí es igual trato para todos ante la ley.
En realidad los productores de contenidos, con la connivencia de los políticos, gastan cantidades indecentes en convencernos de lo justo de su reclamación, que debe ser atendida, sin duda, (pero no hasta el derecho divino) y procuran marginar algunas ideas claras que son fáciles de esgrimir para limitar ese derecho y evitar que pienses en ello.
En otras palabras, no reclaman sus derechos razonables, si no que no aceptan nada que no sea la victoria total, sin límites, y antes muertos que aceptar nada menos.
Y es aquí donde está la perversión de su posición y del argumento ético que pretenden presentar.
Además, es fácil de ver que quien más gritan no suelen ser los que generan los contenidos, al menos en música y libros, sino más bien quienes les representan, que son quienes se llevan la parte del león, y uno de ellos son los IVAS (Un 21% en España) que son quienes más ven peligrar su culo en todo esto, porque son plenamente conscientes de podríamos reemplazar a casi todas las discográficas y editoriales por una tienda en Internet.
No es razonable pedir 15€ por un CD como no lo es pedirte 25 por un DVD. Y por si fuera poco ofrecen un servicio limitado, mediocre y lamentable en estos momentos.
Por increíble que parezca, el mayor problema de las discográficas y editoriales hoy, no es que el pirateo sea gratis, no señor, sino que los piratas ofrecen un servicio instantáneo y exhaustivo, poco menos que de casi cualquier libro, que se haya escrito, disco que se haya editado o película que se haya grabada, ahora, ya, sin salir de casa.
¿Y que hay de los que representan a los creadores? Pues hombre vete a la mejor tienda de discos o libros de tu ciudad y pide un disco de Gardel, o un libro del siglo pasado, o una película de Cantinflas. ¿Crees que hay alguna probabilidad de que lo tengan? ¿A qué no?
Se reservan el derecho del contenido y te llaman pirata cuando lo copias pero no quieren saber nada de obligaciones a mantener el catalogo. Derechos si, sin límites. Obligaciones para los demás.
No quieren enterarse que el mundo digital ha cambiado las reglas de juego y quieren mantenernos presos en esquemas de distribución obsoletos y copyright pensados para la producción industrial. Están empeñados en una guerra perdida de antemano para mantener una estructura esclerotizada de distribución que corresponde al siglo pasado y no se sostiene. Necesitan innovar pero no saben como.
Y por eso movimientos como los de la tienda de Apple y otros tienen todo el sentido del mundo, aunque los precios me siguen pareciendo disparatados, pero al menos van en la buena dirección.
La música, los libros, las películas y tantas otras cosas son información, con un coste de producción pero con un coste marginal de copia y de distribución y no es aceptable aplicar las reglas de un producto industrial a este tipo de entes. De hecho, a medida que la producción industrial masiva se vaya desplazando a impresoras 3D locales el coste de producción se acercará exponencialmente a 0 y el valor será el diseño.
Aunque aún faltan años, pero cuando esto ocurra, el concepto de copyright actual entrara en una crisis de la que no podrá salir si se insiste en enrocarse en esto es mío y que os den a todos.
Para eso necesitamos leyes sensatas que limiten los derechos de los autores, de un modo similar a como se limita la explotación de medicamentos a las compañías farmacéuticas, a diez años por ejemplo, y transcurridos que sigan vendiendo sus productos en cajas bonitas si quieren no se lo vamos a impedir, pero que dejen de marearme cuando me baje cosas.
Existe un tema que daría para un post propio que es que los derechos de copyright están limitando descaradamente el desarrollo de ciencia y tecnología en el mundo, y esto es un problema detectado y definido, que no hay interés por atacar porque los legisladores se ven salpicados con cantidades astronómicas y responsabilidades mareantes.
Pero en la cuestión del desarrollo tecnológico, esto es un lujo que sencillamente no nos podemos permitir.
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